Mi obra explora la tradición del bordado en oro como una ventana hacia la historia oculta de las mujeres latinoamericanas, utilizando patrones derivados de los ornamentos religiosos que acompañaban a los íconos sagrados. A través de figuras abstractas, busco no solo resaltar la belleza de estas imágenes, sino también cuestionar el contexto en el que fueron creadas, un tiempo en el que las mujeres eran juzgadas y disciplinadas a través de sus cuerpos y su vestimenta. Mi trabajo se centra en ese «negativo», en lo no dicho, en los hilos que unen el pasado con las luchas invisibles de las mujeres, para darle vida a un nuevo discurso donde ellas son protagonistas y no simplemente adornos de una historia religiosa. Mi bordado es, así, una reivindicación del papel crucial que las mujeres han jugado, tejiendo no solo telas, sino también historias que merecen ser contadas.
